lunes, 10 de diciembre de 2012

En el amor nada es como empieza, sino como acaba.





 
 
Acaricié con mano torpe el contorno de sus párpados, saboreando con deleite cada poro de su piel morena, acompasándome a cada uno de sus latidos. Sentí el círculo caoba  de sus ojos engullendo a los míos con ansiedad, como siempre hacía; y me quedé atrapado por su sabor a selva, como si de repente el abrazo de una hiedra combativa me empujase al interior de su reflejo. Quise apartar la vista, pero mi alma ya estaba atrapada.Cuando quise darme cuenta ya era tarde; y la redondez y tersura de sus perfectas nalgas se apropiaron de mi primitivo instinto empequeñeciendo mis desnudas manos, arrastrándome con su oscuro encaje hacia una densa marea de lujuria que me adormecía confuso y me empujaba  a mantenerme quieto en el atrayente hueco de sus pechos.
Mis manos perdieron el control sobre sí mismas; empujadas por una fuerza misteriosa hacia el sur de su marea como un tronco a la deriva, poniéndose tensos todos los miembros de mi cuerpo en una transmutación intimista y lubricada de saliva. Busqué con mis dedos un resquicio, una grieta en su abultada seguridad en sí misma, y la poca decencia que sobrevivía  en mis lascivos labios bailó al compás de sus suspiros, cedido su inicial conato de defensa en esa noche de aullidos y hombres lobo.
Busqué refugio entre sus piernas, esperando el cómplice estallido que me permitiera adentrarme en su desvalida oscuridad, sin  más opción que el dejarme  abandonado  al zumbido de esas atrayentes bestias multicolores. Y de repente me sorprendió  el orgasmo más brutal que yo jamás haya sentido, dejándome desvalido  sus sudorosos y agradecidos ojos, con esa mueca tan encantadora de infantil desprotección .
Enredándose su pubis en mis dedos fuí capaz de ascender de nuevo a la seguridad de mi montaña, saciándose mi boca de su sed. Estaba  tan hastiado de pensarla que solamente era capaz de apretujar su cuerpo contra el mío en busca de calor. Y nuevamente volvió a sorprenderme, ofreciéndose generosa y agradecida. Todavía me maravilla la insaciable capacidad de su piel para abducir a  la mía con cada pulso de mi erizado vello, elevándose y llenándome de gloria, haciéndome sentir nuevamente el centro del universo. La batalla fué cruenta, y el amanecer nos sorprendió exhaustos, sin resuello; desnudos de cabeza para arriba; pero había merecido la pena porque no había ganador ni vencido; estábamos vencidos los dos.
A la luz de un nuevo amanecer; y una vez repuesto de mi carnívoro desgaste paseo con delicadeza sobre su piel las yemas de mis dedos. Me gusta deslizarlos suavemente mientras ella me mira como si fuese la primera vez que me haya visto en su vida. Me apasiona deslizarlos por el contorno de sus pechos mientras escucho su respiración entrecortada, entreteniéndome el tiempo justo entre la caricia y el paseo distraído de unos dedos que se aburren.
 
No; no es como ha empezado; es como acaba. No es el silencio de su complicidad  lo que yo  buscaba, ni la acuosidad de su mirada enamorada. No es tan siquiera como acaba, sino como transcurre lentamente el tiempo entre cada uno de sus pestañeos, tan perpetuado una y otra vez en mi memoria que ya no sé ser yo si no es con ella.


sábado, 1 de diciembre de 2012

Estoicismo. Zenón y otros griegos que me suenan a chino.







  Parece ser que el estoicismo no es nada novedoso.  Ahora que se nos exige sobriedad  a punta de pistola es una expresión que vuelve a estar de moda. “El español aguanta con estoicismo a cuatro patas las embestidas del euro”. ”Hemos de ser fuertes y aguantar estoicamente estos tiempos de crisis. Lo peor ya ha pasado”… Estas y otras tonterías semejantes son las que se les ocurren decir a los borregos que se las dan de intelectuales desde las tarimas improvisadas de los bares mientras apuran otra ronda en el intermedio del Madrid- Barsa. Son consignas que se escuchan a diario; y no les damos la menor importancia. Esto me lleva a la siguiente reflexión absurda: ¿Sabrán realmente de lo que hablan?
 En lo que a mi entorno habitual respecta lo que más se le puede parecer son las teorías de un tal Stoitchkov;  al parecer célebre por su exquisitez en el campo de futbol y su  aparente ausencia de modales en la vida diaria… Admitiendo mi ignorancia acudo como viene siendo habitual a “San Google”; y por arte de magia me entero de que un tal Zenón ya había previsto que las íbamos a pasar muy putas en esta época y se nos adelantó acuñando para su movimiento esa palabra: Estoicismo (No, no voy a hacer el famoso chiste de "uno colgando y otro lo mismo". Hoy me apetece ser un poco más correcto; para desilusión de algunos que me conoceis bien).
 Sé que debería recordar algo de los estoicos de mis tiempos de instituto; pero por aquel entonces yo me encontraba demasiado atareado persiguiendo faldas cortas y maquillaje excesivo; y en mi afán por ensayar la reproducción antes que nadie supongo que me perdí alguna que otra clase de filosofía. Pepe (uno de mis profesores por aquel entonces), nunca me lo perdonó, porque confiaba en mi potencial (pobrecito). ¿Qué cómo lo sé? Pues lo sé porque los mejores debates que pude haber tenido de filosofía los he podido experimentar con él desde la falsa seguridad de unos cachis de cerveza vacíos, cuando el tabaco de liar no se estilaba; pero esa es otra historia…
A lo que voy: Buscando alguna entrada que me permitiera salir de dudas me he liado más todavía. A Zenón le he tenido que añadir Sócrates,Séneca, Nietzsche (ni siquiera sé muy bien si se escribe así) ,Epíteto y un montón de nombres que deberían de sonarme de algo; pero no hay manera. Mi memoria parece ser demasiado selectiva. Me acuerdo con más detalle por aquel entonces de las tetas de Marlén (por citar solo alguna, que uno en el fondo es un caballero) que de ninguno de esos ilustres personajes. Recuerdos fragmentos aislados, tales como que “el ser humano es capaz de percibir y juzgar las cosas que no pueden ser cambiadas” (véase también sumisión), “lo que nos lleva a admitir que actuemos como actuemos nada vá a cambiar… ummmm…. ¿De qué me suena a mi esto? Estoicismo será lo mismo que conformismo? –No; no puede ser…
¡Joder… cada vez estoy más liado; porque por otro lado también recuerdo algo parecido a que “el hecho de que algo parezca factible asegura que puede ser cambiado” Coño… Algo debemos de estar haciendo mal; porque hace miles de años que el tal Zenón  (primo hermano mío por apellidos, por cierto) había sentado el precedente de que la única manera para alcanzar la libertad y la tranquilidad absoluta era mostrándose ajeno a las comodidades materiales; pero dejaba una puerta abierta:  siempre quedaba una opción.  Ahí quería yo llegar: ¡¿Cómo demonios no nos vamos a hacer todos estoicistas con la que está cayendo ahora mismo?!! El problema está en adoptar la postura correcta. Los conformistas que miren hacia otro lado. Vivirán más y mejor, seguramente; pero serán desgraciados, porque en el fondo lo que harán será admitir que nada puede ser cambiado; y eso es algo que por fortuna no es correcto. Los inconformistas que alcen su puño en alto gritando INSUMISION porque si algo hemos aprendido en estos largos años de luchas es que todo puede ser cambiado; todo es factible. Es un simple problema de desunión. Y lo digo yo; que me considero apolítico totalmente; pero hay cosas que las vería un ciego.
Reflexión absurda de hoy: La sabiduría aparece en los lugares más insospechados. En una simple tertulia de bar la gente más analfabeta aplica conceptos filosóficos de primer orden sin ser conscientes de su verdadera sapiencia. Deberían de tomar ejemplo nuestros políticos y banqueros, porque a lo mejor así en lugar de quemar nuestro dinero lanzando cortinas de humo  escucharían de una vez al pueblo; pero claro… eso no les conviene. Siempre es más rentable  ser sordo en país de ciegos.