martes, 6 de diciembre de 2016

"Me llamo Roberto, tengo siete años y mi madre está muerta"






Con una frase tan demoledora comienza esta magnífica novela:



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Título: Me llamo Roberto
Editorial: Círculo Rojo
Autor: Reyes Martínez
ISBN: 978-84-9095-895-7




SINOPSIS


Clara es una asistente social que trabaja con niños víctimas de maltratos. Una noche acude a un domicilio donde han encontrado a un pequeño de siete años y a su hermana de dos abrazados en el sofá ante el cadáver de su madre, que yace en el salón en medio de un gran charco de sangre. Las primeras palabras que pronuncia el niño ponen en guardia a la joven, quien se hace cargo de inmediato. Pocas horas después, descubren el cadáver de otra mujer fallecida en las mismas circunstancias mientras sus hijos, de siete y dos años, permanecen abrazados en el sofá...
La policía busca la conexión entre los dos casos y ella intenta amortiguar el dolor de los pequeños, pero entonces se da cuenta  de que los niños guardan un secreto, y que precisamente ese secreto puede ser la clave del caso. 



IMPRESIONES DE LA NOVELA


Reconozco que la lectura de esta novela venía precedida de muy buenas críticas en mi entorno. La había comprado hace mucho tiempo, enganchado por el magnetismo de esa primera frase, y por su atrayente cubierta (no, no voy a negarlo). De hecho, era una de mis lecturas planificadas para el verano. Lo cierto es que varios amigos y familiares la habían leído ya antes que yo, y me la habían recomendado, pero no acababa de encontrar el momento de "ponerme con ella", y es que me declaro vencido por el género negro, es mi debilidad; pero me daba un poco de miedo lo que podía encontrarme dentro de esta novela, y me explico:  me considero un tipo curtido en la lectura de todo tipo de asesinatos y hechos delictivos, pero las tramas que hacen referencia a tragedias infantiles me superan. Intento por todos los medios esquivar lecturas que hagan referencia a esos temas, y lo hago por salud mental, porque tengo comprobado que me afectan con mucha severidad. No es el caso de esta novela, y eso es uno de los grandes méritos que he de reconocer a su autora, porque a pesar de afrontar un tema tan delicado como el de los malos tratos (en todas sus vertientes) Reyes lo maneja con una elegancia y una desafección que son muy de agradecer.

Los personajes están bien construidos, y se comportan de una manera coherente. Hay un protagonista principal, Clara, que es la que da inicio a la novela, enfrentándose a una situación que pondría los pelos de punta a cualquier ser humano: acaban de encontrar a dos niños abrazados en silencio, y su madre está muerta delante de ellos. Su trabajo como asistente social la enfrenta directamente al horror de tener que mirar a los ojos a unos niños que lo han perdido todo, y afronta ese caso de una manera serena, tranquila, humana... Hay situaciones para las que nadie está preparado. Nada ni nadie puede preparar a una persona para explicarle a un niño que todo lo que le hacía sentir seguro hasta ese momento se acaba de quebrar, pero Clara lo consigue. Es lo suficientemente profesional para aguantar la situación sin hundirse, y lo suficientemente humana para interaccionar con esos niños como lo haría una madre, cauterizando, sanando, jugando... Me ha gustado especialmente esa manera de evocar la figura de una madre en la persona de una asistente social, de saber restarle esa frialdad, esa coraza que se presupone ha de tener una profesional curtida en el campo de los niños víctimas de maltratos. Fruto de ese "dominio de la situación" surgen toda una serie de manifestaciones por parte de los niños que son sencillamente entrañables. La grandeza de los niños estriba precisamente en su inocencia, y en su fortaleza para afrontar las pérdidas de una manera totalmente exenta de dramatismos innecesarios, y es que si hay algo que valora un crío es la honestidad. Su mentalidad infantil les lleva a decantarse por cuestiones prácticas, antes que sentimentales, y eso resta de dramatismo alguno de los pasajes más cruentos del relato. 

Otro personaje muy potente dentro de la trama principal es Ismael. Es un policía al que Clara ya conoce de casos anteriores, y con el que mantiene una buena relación de amistad, y que se convierte a lo largo de la historia es uno de sus más firmes protectores. Me gusta la honestidad que desprende, y la energía que le confiere su juventud. Siempre aparece rebosante de energía, y no se desalienta nunca, a pesar de todos los tropiezos con los que se puedan ir encontrando a lo largo de la investigación. No se descarta una intención de acercamiento inicial en esta pareja, pero el ingrediente romántico no se centra en lo predecible, que sería el acercamiento entre Ismael y Clara. No, sería demasiado fácil, y Reyes no se conforma con las decisiones fáciles. A Reyes le gustan los giros inesperados, exprimir y dosificar la tensión, y nos dará buenas muestras de ello a lo largo de 23 capítulos muy bien trenzados, en los que muy pocas cosas van a ser lo que parecen en un principio.

Esto me lleva a la trama: de la trama poco voy a hablar, porque en novelas como ésta no sería honesto anticipar nada. Es una de esas novelas que hay que disfrutar leyendo, sin dejar que nadie te cuente nada, pero sirva a modo de anticipo comentar que nos encontraremos ante un caso de asesinatos múltiples, con escenarios que se repiten e incógnitas que nos empujarán a devorar una página tras otra. El armazón de la novela es sólido, y la narración está perfectamente engranada, de manera que Reyes no nos deja caer nunca en el aburrimiento. La exposición de los escenarios es detallada, sin rellenos innecesarios, los diálogos están cargados de costumbrismo, y nos acercan a unos personajes que se mueven en escenarios comunes muy reconocibles. 

Mi opinión personal es que estamos ante una lectura muy recomendable, de una escritora que tiene mucho que contar y con muy buenas maneras. Es mi primera novela de la autora, pero no será la última. 


ACERCA DE LA AUTORA

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Reyes Martínez nación en Madrid en 1972. es técnica especialista en Radiodiagnóstico desde 1993. Desde al año 2007 reside en Gijón (Asturias) compaginando el trabajo en un hospital, la labor de ama de casa y ser madre de tres hijos con su afición a la escritura. En la solapilla de la novela que nos ocupa se mencionan otras cinco obras publicadas, pero me consta que son algunas más; cuatro están dirigidas a niños mayores de ocho años: "Candela y el misterio de la puerta entreabierta", "Candela y el rey de papel", "Candela y el cocinero de sueños" y "Candela y el tren de las palabras clandestinas". En género negro tiene publicado "El arcano número trece" y "Me llamo Roberto", y en otros géneros podemos encontrar "Siete formas de perder el pelo" y "Diseña a tu familia, pincha Aquí". Ahora es cuando reconozco que la conozco personalmente (si, he tenido ese privilegio), y me "ha chivado" que una de sus novelas policíacas (en concreto la del Arcano número 13) tendrá continuación  con una novela titulada " El primer pecado". Ya veis que tiene creatividad para rato, así que mi propuesta es conocer un poco más a esta autora. Sabréis más de ella por mi, en futuras publicaciones, de eso no me cabe la menor duda.